lunes, 24 de octubre de 2016

Reflexión en Navidad

Por: Padre José Luis Grajeda Arango (invitado) Rector del Templo de Santa Clara Ciudad Capital, zona 1
La Navidad es una fecha especial en la que conmemoramos no solo el nacimiento de un niño llamado Jesús, celebramos la llegada del Hijo de Dios, aquel que es "verdadero Dios y verdadero hombre" y que fue enviado por nuestro Padre Celestial para llenar de salvación, paz y bendiciones, los corazones de toda la humanidad.
Isaías en el Antiguo Testamento contiene la profesía del nacimiento del hijo de Dios, nos habla de una humilde aldea y que dicho acontecimiento tendría lugar en el seno de una familia de escasos recursos. María, madre de Cristo y de todos los cristianos, fue concebida sin pecado original, por ello se le reconoce más no se le alaba ni venera.
José su castísimo esposo, quizá tuvo que vender sus herramientas de carpintería para realizar el viaje de 71 kilómetros desde Nazareth hasta Belén; así pues se realizó el viaje y caminaron como peregrinos entre caravanas, pues tristemente al igual que hoy, los delincuentes acechaban de día y de noche. Finalmente llegan al lugar elegido por Dios y por José, puesto que el Nacimiento de Jesús debía conservarse como un verdadero misterio de fe.
Actualmente la Navidad es un completo negocio, puesto que desde agosto muchos almacenes y comercios comenzaron a colocar adornos y "ofertas navideñas", lo que hace perder el sentido de esta festividad. Las personas viajan de un lugar a otro y prefieren entrar a centros comerciales saturados de personas, pero no se detienen unos minutos en nuestros templos para dar gracias al Altísimo, por poder disfrutar esta bella y bendecida época.
Los regalos se reparten por todos lados, el dinero se gasta en ropa, comida, zapatos, juguetes novedosos y hasta celulares de última tecnología, pero nada de eso nos acerca a Dios, más bien nos separa y nos obliga a celebrar la navidad, sin Navidad de amor y unión familiar. Santa Claus no es un santo real, es una figura comercial creada para abusar de nuestros sentimientos.
Esta y todas las Navidades, debemos vivirla en familia, apreciar el ejemplo de la Sagrada Familia y demostrar que somos capaces de recuperar el temor de Dios. No permitamos que la ilusión de esta Noche Buena y su consiguiente Día de Navidad, se pierdan, enseñemos a los niños a valorar el amor de Dios a través de Jesús, José y María.

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